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Desde niña recuerdo que las enseñanzas de mi madre con respecto a los hombres siempre fueron muy tradicionales. Recuerdo que en la primaria me gustaba jugar con los niños y llevarme muy pesado, mientras mis amiguitas cuchichiaban y se tomaban una con otra del brazo para andar juntas en el recreo; una vez me peleé con uno de los niños, se llamaba Geovani que por cierto era muy parecido Bart Simpson, ambos terminamos tirados en el piso doblándonos porque nos habíamos sacado el aire, acto seguido ambos estábamos en la dirección y mandaron a llamar a mi mamá que con mirada inquisidora me dijo : “las niñas no deben llevarse pesado con los niños ellos son más fuertes y te pueden lastimar” también me dijo haciendo mucho hincapié que “ una mujer tenía que darse a respetar con los hombres”. Así como éstas palabras me dijo muchas más a lo largo de mi infancia, cosas como “una chica tiene que darse a desear, no hay que decir luego luego que sí “, “hay que decir que sí, pero no decir cuándo” y yo me tardaba una semana en decir un sí, imagino la agonía del tal Carlitos que no paraba de mirarme todos los días en el salón. Asimismo “A los hombres mientras más mal los trates mas están ahí” esa no la olvido y “una chica fácil no es bien vista para el hombre que en verdad te quiera, los hombres que están con mujeres fáciles sólo son para un rato y ya…”. Vaya que durante un tiempo viví con una culpa enorme por violar casi, si no es que todas, estas sagradas reglas, creo que la única que no violé fue la de llevarme pesado pero de ahí en fuera creo que todas han sido violadas como la Constitución.
Con el tiempo comencé a darme cuenta de que no, que no estaba desacuerdo con estas enseñanzas, eso de “darse a desear” no era lógico para mí, ¿Por qué tenía yo también que esperarme a decir que sí? ó ¿Por qué que decir que no a una cita si me moría de ganas de verlo? ¿Por qué tenía que decir que no cuando Ricardo de 12 años bajara su mano por debajo de la blusa si yo también quería? Así que comencé a darle rienda suelta a mis deseos sin esas cosas de darme a desear. Lo de fácil se me hizo injusto, ¿Por qué fácil? entonces la mayoría de los hombres lo son y no por eso es malo, así que me deshice de esa culpa de sentirme chica fácil, selectiva, más no difícil.

Todo ese juego de estira y afloja me pareció tan ridículo, eso de que a los hombres les gustan los retos y los obstáculo me pareció absurdo. Así manejé mis relaciones hasta ahora a mis 23 años, al último de mis novios también le parecía algo ridículo, pero lástima se terminó la relación y con ella la comodidad que conlleva la pareja estable. Y bueno pues a darle vuelo a la hilacha, y en este darle vuelo en realidad no sé qué pasó, ahora no entiendo cómo se manejan las cosas, ahora nomás no entiendo a los hombres, ni lo que quieren ni lo que buscan, claro no todos buscan las mismas cosas ni el mismo tipo de mujer. Pero siempre hay peros, que porque te haces la difícil malo, les dices las cosas claras y salen huyendo despavoridos y jamás vuelven a marcar, que la actitud, que porque no esta buena, que porque muy abierta, que porque muy seria, que no piensa, que se complica mucho ahhhhh, hueva. En mi búsqueda de la verdad he analizado varios casos de amigas y amigos y el mío. Caso 1: Una de mis amigas muy lista, inteligente y nada fea se mostró tal cual con el chico que le gustaba , sin nada de esas cosas de hacerse la difícil, el chico correspondía también, pero oh sorpresa mi amiga dio los primeros pasos y el chico huyó y jamás volvió a llamar. Caso 2: mi amiga muy guapa no soltera es asediada por dos chicos muy lindos cuyas experiencias con las mujeres habían sido desagradables, a ambos les dio alas en tiempos distintos y en realidad estaban embobados con ella y al final les rompió el corazón a los dos. Yo pregunté ¿cómo es eso? Ella contestó “sí es fácil no aflojo nunca en nada, les digo que no a muchas cosas, me hago la difícil” ohhhhh!!!!!! ¿Mi madre tenía razón? Después pedí ayuda masculina, un amigo me dice al respecto “Pues sí mi querida a los hombres nos gusta ese juego de estira y afloja, queremos conseguir a la chica pero mientras más difícil sea más te empeñas en conseguirla” Mi hermano de 15 años no pela a las niñas púberas que lo siguen, no que va, el está empeñado en la chica que siempre le dice que no. Uta madre!!! ¿Qué pasó con aquello que tan firmemente creí?

Bueno la solución aun no la encuentro, (y la verdad ya me cansé de escribir) pero ese juego sigue siendo para mí muy absurdo y en su eficacia intervienen muchas cosas: qué tipo de chico o chica se busque, qué intereses se tienen, la personalidad, los gustos, los lugares en los que se busque a la pareja, y en el lugar en el que se desenvuelva uno, en fin un montón de cosas.

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